
La película, basada en un libro que forma parte de los chorrocientos que forman la colección del "coñazo de Narnia", cuenta la historia de cuatro niños que no lo quieren ni sus padres, éstos últimos ponen la excusa de que quieren que sus hijos no vean la crueldad de la guerra, pero ello, los llevan a casa de una abuela, tía, tío-abuelo... bueno, no sé... la cuestión es que no es muy importante el dato.
Continuemos, estos niños reciben los nombres de Peter (líder del grupo de niñatos, rubito y asquerosamente bueno), Susan (se puede denominar como "la mujer de la casa", es una réplica de Arwen, del Señor de los Anillos, en miniatura), Edmund (lo único que hace en toda la película es liarla) y Lucy (niña pequeña que tiene que existir en toda película de Disney que se precie. Es la mota graciosa. Hubiera quedado mejor sustituir este personaje por un ratón parlante, aunque después introdujeran a un castor hablador para cubrir el fallo).
Estos niños, se aburren tanto que un día deciden jugar al escondite en la mansión. Una cosa lleva a la otra... y al final acaban todos en el armario. Entre abrigos de piel descubren un mundo paralelo (un Matrix campero más o menos) donde todo lo que se mueva habla. Allí se encuentran con una pareja de los citados castores parlantes, hombres con culo de cabra, melenudos con cuerpo de caballos, águilas con cuerpo de leones... (en esta película me di cuenta de que el film incita a la reproducción
entre especies) vamos, que no había
nadie normal. Todos estos engendros de la naturaleza estaban
gobernados por un león a lo
"Mufasa" llamado "Aslan" (no confundir con la fábrica cementera
cordobesa "Asland").
El felino habla con nuestros protagonistas y tras un
denso "bla, bla, bla..." (que se resume
en "soys los elegidos y teneís que salvarnos el culo") pues
empiezan una guerra contra una bruja
maligna de la muerte que hiela a todo lo que se mueva y tiene un
ejército de más gente rara.
Edmund se alía con la bruja mala maligna, pero al final se arrepiente... vamos un follón del copón.
La bruja mata al león, pero por no se qué chanchullo mágico resucita.
Al final, hay una guerra entre gente rara y ganan los buenos. Fin.
Mensaje de la película: si estas con tus colegas y de pronto ves a un castor que te habla. Duérmete o comparte.