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WANTED



La cinta empieza con un comienzo bastante parecido al argumento de “El Club de la Lucha”, es decir, el mítico pringaíllo norteamericano encerrado en una oficina cuya jefa no deja de meterle bulla cada vez que se le presenta la situación.
Cierto día, va al súper a comprar su dosis de pastis, sin embargo, estos fármacos no le dan subidón, sino todo lo contrario, porque al pringaíllo (que se llama Wesley) le dan unos chungos cardíacos de la muerte que hace que vea todo más lento. Esto es lo que llamamos una paranoia de las grandes. Volvamos al tema, pues está comprando sus chutes, se le presenta al lado Angelina Jolie (lo más lógico, desde ese momento mis visitas al Mercadona han ascendido notoriamente) y le comenta que tiene al mejor asesino del mundo vigilándole desde la estantería de las lechugas. El protagonista se da la vuelta, intenta huir, comienza un tiroteo del copón continuado por una persecución cuya única intención es cargarse la mayor cantidad de automóviles que se encuentren por la ciudad.
Angelina le explica a Wesley que existe una asociación de costureros asesinos que se dedica a matar a gente genocida mala de la muerte de todas las formas posibles que existen para cargarse a alguien, esas víctimas son elegidas por un cacharro supersónico que hace sábanas. De pronto, empieza a aparecer gente rara, entre ellos, Morgan Freeman, que es el líder de la secta de los costureros, que le comenta que su padre era el mejor de la hermandad y fue asesinado por el segundo mejor del grupo, ya que este último quiere ser el mejor del mundo, por eso va a cargarse a toda la hermandad y entre ellos quiere que caiga el propio Wesley. Un follón y de los grandes.
La primera prueba que le toca realizar al pobre pringaíllo es arrancarle las alas a unas moscas cojoneras con una pistola mientras un notas le apunta a la nuca con un arma (“alma” en sevillano), Wesley informa de que no sabe usar ni la escopeta de plomos de la feria, le da un sofoco ralentizante de esos y le anula la forma de volar, a balazos, a las cojoneras formas de vida de Dios.
Wesley es entrenado en todas las formas de dar ostias hasta con el lóbulo de la oreja y en pegar tiros con efecto, esto último es inútil, todo se arreglaría con un misil tierra-aire con cabeza teledirigida con sensor de calor, vamos, lo que tiene cualquiera debajo del cojín del sofá, al lado del mando a distancia.
Wesley se cabrea porque se entera de que su padre no está muerto, sino que es el asesino que quiere matarle, pero en verdad no quiere matarlo, sino alejarlo de la hermandad de costureros… es decir, que no se entera de lo que ocurre ni el guionista (si tuvo) del film.
Al final, el pringaíllo se cabrea con el mundo, hace un ataque con ratas bomba, se carga a todos los costureros con balas que buscan a la víctima (así cualquiera) y es feliz. Fin.
Moraleja: Angelina Jolie no va al supermercado.

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